22 de noviembre de 2013

Orgullosa y cabezota

Te contaría tantas cosas padre... que vuelvo a ser feliz junto a alguien, que en sus ojos me encuentro. Podría contarte durante horas, sin cansarme. Me diste lo que soy. Cada paso mio es uno que das tu. Soy parte de ti, sangre de tu sangre, parte de tu mente.

Aprendí, que no poseemos el tiempo. Aprendí, que la libertad es tan solo un sentimiento. Aprendí tanto y a la vez, tanto de ti y tu de mi. Pero sin quedarme otra, aprendí también a ser sin ti.
Muy a mi pesar, con la mitad aprendida, aprendí un poco más.

Gracias a ti, y también a mi madre, soy quien soy y quien conociste: Orgullosa y cabezota. Pero hoy, orgullosa de mi, de ti, por haberte conocido, por compartir parte de nuestras vidas, orgullosa porque fueras mi padre y pudieras enseñarme ser quien soy.
Esperando una riña seguiré cabezota, dándole importancia a todo aquello que no la merezca, y algún día puede que aprenda a perdonar. Por mi.

Hoy por hoy, mi camino aun es muy corto, y consciente de que siempre lo será me atrevo a decir, a veces, que ya viví demasiado. Aun así, orgullosa piso fuerte para que mis huellas no se olviden. Algún día, si todo va, estos pasos habrán servido para alguien.

Námaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario